El Efecto de la Música

  • Incidencia del estudio musical en diversas áreas del desarrollo infantil, investigación por G. Huároc, L. Huincamán, D. Jimeno, A. Soto y P. Torrealba.
  • Documento completo (pdf, 922 Kb)
  • Extracto (pdf, 414 Kb)

miércoles, noviembre 12, 2008

He colgado mi laúd en la pared



Hace algunas semanas vengo grabando unos demos para un curso. Aquí uno de ellos, cantando "Pause", el nº12 del ciclo "Die schöne Müllerin" de F. Schubert. Me lo entregaron ayer, y lo primero que hice fue autoflagelarme por todas las cosas que pudieron estar mejor.
Mi colega y ya amiga Claudia Lepe, que también va al curso, arregló la grabación con su pianista de confianza Carolina Arredondo (integran Voce di Donna con otras dos colegas) y en casa de su maestro, Ricardo Kistler, quien tuvo la gentileza de además hacer un tremendo arreglo con todas las luces que pudo conseguir. La cámara es una cámara de fotos, y el camarógrafo fue Jorge Moreno, esposo de Claudia.


Meine Laute hab ich gehängt an die Wand,
Hab sie umschlungen mit einem grünen Band.
Ich kann nicht mehr singen, mein Herz ist zu voll,
Weiß nicht, wie ich's in Reime zwingen soll.
Meiner Sehnsucht allerheißesten Schmerz
Durft ich aushauchen in Liederscherz,
Und wie ich klagte so süß und fein,
Glaubt ich doch, mein Leiden wär' nicht klein.
Ei, wie groß ist wohl meines Glückes Last,
Daß kein Klang auf Erden es in sich faßt?
Nun, liebe Laute, ruh an dem Nagel hier!
Und weht ein Lüftchen über die Saiten dir,
Und streift eine Biene mit ihren Flügeln dich,
Da wird mir so bange, und es durchschauert mich.
Warum ließ ich das Band auch hängen so lang?
Oft fliegt's um die Saiten mit seufzendem Klang.
Ist es der Nachklang meiner Liebespein?
Soll es das Vorspiel neuer Lieder sein?


He colgado mi laúd en la pared,
lo he envuelto en una cinta verde.
No puedo cantar más, mi corazón está tan lleno,
no sé cómo podría apretarlo en rimas.
El ardiente dolor de mi nostalgia
he podido desfogarlo en el gozo del canto,
y cuando me lamentaba así dulce y delicadamente,
creía que mi pena no era tan pequeña.
Ay, cuán grande es, pues, el peso de mi felicidad,
que ningún sonido sobre la tierra puede expresarlo.
Ahora, querido laúd, ¡descansa aquí en tu clavo!,
y sople una brisita sobre las cuerdas tuyas,
y te ronde una abeja con sus alitas,
que tanto me asustará y estremecerá.
¿Por qué dejé la cinta colgar tan larga?
a menudo vuela sobre las cuerdas con sonido de suspiros.
¿Es la resonancia de mi pena de amor?
¿Podría ser el prólogo de nuevas canciones?

No hay comentarios.:

En gringolandia no soy tan nerd