El Efecto de la Música

  • Incidencia del estudio musical en diversas áreas del desarrollo infantil, investigación por G. Huároc, L. Huincamán, D. Jimeno, A. Soto y P. Torrealba.
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jueves, enero 01, 2009

Recibiendo el 2009 en Buenos Aires

Llegué a Retiro por la mañana, un poco más tarde de lo esperado, pero sin líos pues pude dormir toneladas y recuperar el sueño faltante y olvidar el stress de los últimos días. Ya saliendo de Santiago noté dos problemas: uno, que me olvidé retirar un dinero de Western Union, y el otro que se me quedaron los teléfonos de mis tíos y amigos en Bs. As., esto último lo pude resolver desde el mismo bus.
Llegando fui a internet a revisar teléfonos, logré recuperar algunos. También arreglé lo del dinero y le confirmé a Andrea que sí, se había olvidado sus documentos en una de mis mochilas, pero ella ya iba rumbo a Puerto Varas (sur de Chile). Coordiné un poco la ida a la famosa fiesta de disfraces (creo que no lo había mencionado) y me contacté con mis tíos y con Lídice para ordenar mi día, pues quería el mismo 31 entregar los presentes para evitar apuros hoy. Luego llamé a Analia, la profe organizadora del Encuentro de Voz Suzuki, y justo ella andaba en el terminal con su marido esperando algunos participantes. Conversamos un poco, coordinamos lo de la llegada y hospedaje, y luego fui a Av. Córdoba a retirar lo de Western y cambiar moneda... lo que fue eterno, estaba repleto de brasileiros con Reáis buscando pesos, y yo que quería dólares tenía que hacer la misma fila.
Un par de horas después, llegué a casa de mis tíos y me metí a la ducha. Conversamos mucho con los tíos mientras ellos iban haciendo sus saludos de cambio de año, mi tío me explicó bien cómo ir a cada uno de los lugares por donde pasaría (la fiesta era lejísimos), planché mi ropa, alisté mi disfraz, y luego de unas horas vinieron a recogerlos unos amigos para salir de la ciudad.
Me fui a casa de Lídice, y ahí estuve conversando un buen rato, y luego los acompañé a Positano, un restaurant en Belgrano con show lírico (cantaba Juan entre otros), y segmentos de humor y danza. Ahí escuché una Reina de la Noche que canta esas arias dos o tres veces por semana todo el año, oseeeea. A eso de las 00h30 una partí hacia la fiesta, suerte que Marcelo, del elenco, iba hasta la mitad del recorrido, así que me sentí menos perdido.
Llegué a la fiesta junto a Nadia y sus parientes, y éramos apenas 10. Me metí al baño a ponerme mi "disfraz" de detective playero: un short de baño, una "musculosa" (sí, claro) osea polo sin mangas, y un sobretodo. Créanme que no fue el único disfraz autogenerado. Poco a poco fueron llegando todos los invitados, y entre bailar, reírnos, conversar y tomar tragos varios, amaneció. En todo caso las chicas con quienes más bailé estaban con ropa normal, y muy lindas. Estuvo todo divertidísimo, incluso los malentendidos, y bailé cosas que jamás pensé bailar, conocí mucha gente simpática (un par que no tanto), varios de ellos con voces increíbles, y hasta arreglé conseguir hospedaje por tres días para tres chicas que van a Perú, una médico, una pianista y una pintora. Ah, y no se me escapó sugerirle a Sebastián, uno de los tenores con los que trabaja César, que vaya a audicionar para el Nadir y el Lindoro que quedaron vacantes en Santiago (me dijo que ya se lo había comentado Homero Pérez), y de insistirle a César en que se lo recuerde, la voz parece adecuada, ya cantó el Lindoro, y César piensa lo mismo, ojalá vaya.
Ya de vuelta aterrizamos un grupo en casa de César, Damián andaba con mis grabaciones de la vez pasada, qué vergüenza, y luego de un café y medialunas entramos en coma. Hace un rato resucité y voy para donde mis tíos. César me prestó Rodelinda de Händel y Bianca e Fernando de Bellini en partitura de voz y piano, muérete de envidia.

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En gringolandia no soy tan nerd