El Efecto de la Música

  • Incidencia del estudio musical en diversas áreas del desarrollo infantil, investigación por G. Huároc, L. Huincamán, D. Jimeno, A. Soto y P. Torrealba.
  • Documento completo (pdf, 922 Kb)
  • Extracto (pdf, 414 Kb)

lunes, agosto 04, 2008

El Orphée de Juan Diego

Están en llutuc algunos fotomontajes con audio de una de las presentaciones de Orphée et Eurydice de Gluck (versión de 1774, la misma que estudio) en el Teatro Real de Madrid con JDF en el protagónico. Esperemos que lo vuelva a hacer para poder escucharlo alguna vez en vivo. Aquí están mis tres escenas favoritas, en orden de adoración:

Primero Quel nouveau ciel, del II acto, el momento más etéreo de la ópera, cuando Orfeo entra al reino de los espíritus benditos. "Qué nuevo cielo cubre estos lugares, un día tan dulce se ofrece a mis ojos, qué sonidos tan armoniosos... escucho resonar entre las ramas el revoloteo de las aves, el murmullo de los riachuelos, y los suspiros de Céfiro (el viento). Se disfruta en este lugar un reposo eterno. Pero la calma que aquí se respira no sabría endulzar mis males. Querida esposa, objeto de mi fuego, sólo tú puedes calmar la tribulación de mi alma. Tus palabras tiernas y conmovedoras, tus miradas seductoras y tu dulce sonrisa son todos los bienes que deseo".

Esta otra escena es Laissez-vous toucher par mes pleurs, inicio del II acto, momento en que Orfeo se enfrenta a las Furias y al Cancerbero que resguardan la entrada al reino de los muertos. "Dejaos conmover por mis lágrimas, espectros, fantasmas, sombras terribles, sed sensibles al exceso de mi malestar. - No, no, no. ¿Qué te trae a este lugar, presuntuoso mortal? Ésta es la aterradora morada del remordimiento que devora, de los lamentos y las angustias. - ¡Ah! el fuego que me devora es cien veces más cruel. El infierno no tiene punto de tormento parecido al que resiento. - Con qué poderosos acordes, dentro del reino de los muertos y a pesar de nuestros vanos esfuerzos, él calma el furor de nuestra ira. - La ternura que me oprime calmará vuestro furor, sí, mis lágrimas, mis penas, herirán vuestro rigor. - ¡Qué cantos dulces y conmovedores, qué acordes evocadores! Palabras tan tiernas nos han desarmado y encantado. Que descienda a los infiernos, los caminos son abiertos, todo cede a la dulzura de su arte hechicero, ¡él es vencedor!"

Y como no podían faltar las semicorcheas, el aria de coloratura al final del I acto, L'espoir renait dans mon âme, luego de que Cupido le dice a Orfeo que puede ir a rescatar a Euridice y él canta "La esperanza renace en mi alma por el objeto que me inflama, el amor agranda mi llama, volveré a ver sus encantos. El infierno nos separa en vano, los monstruos del Tártaro no me atemorizan".

No hay comentarios.:

En gringolandia no soy tan nerd