El Efecto de la Música

  • Incidencia del estudio musical en diversas áreas del desarrollo infantil, investigación por G. Huároc, L. Huincamán, D. Jimeno, A. Soto y P. Torrealba.
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martes, septiembre 16, 2008

Y el menú de hoy...

Hoy tuve clase de canto. Estuvo bastante bien, básicamente fue una clase de mantenimiento, no hubo muchas cosas nuevas. Quedé un poco picado porque no me sentía físicamente al 100%, y no podía subir a mi adorada estratósfera ni estaba muy ágil que digamos, así que en resumen pasé por un tenor normal nomás jejeje.

Comenzamos con Ich baue ganz auf deine Stärke, el aria más difícil (para mí) de Belmonte, el galán de "El rapto en el harem" de Mozart, ahí hubo que corregir algunas "i" agudas que me olvidé que debía hacerlas con cara de "ü" para que no me suenen a "e". El profe estaba contento, pues sonó muy bien. Yo me quedé con ganas de frasear más, pero cuando uno no se siente al 100% es preferible concentrarse en la resonancia.
Como segundo número, Wenn der Freude Trännen fliessen, otra aria de Belmonte ahora en forma de rondeau, en su versión común cortada, osea sin los largos melismas (muchas notas sobre una misma sílaba) originales, a ver si para la próxima la completo. Éste aria es muy delicada, por música es un suspiro total y aún más llorona por texto, y fue muy satisfactorio sentir que la voz se adaptaba naturalmente. Lo único que me corrigió el profe, aparte de las "i" agudas de nuevo, fue un do grave (ok, grave para mí) que se me fue a la alcantarilla, y que a continuación tiene un la bemol agudo así que hay que hacer magia nomás.
Después ataqué el Cercherò lontana terra de Ernesto en "Don Pasquale" de Donizetti, de la que puedo declarar con gran alegría que tengo domesticado un 80%. Me resulta un desafío tremendo, pues si bien encaja muy bien con mi voz, tiene frases muy difíciles, con montones de los típicos re-mib-fa-sol-la-sib belcantistas, y cero posibilidad de descanso, y para remate ahora está de moda cantarla completa, suertudos Alfredo Kraus y otros que cantaban sólo 2/3 del aria, o incluso menos. Lo más irónico es que justo antes del final tiene un momento dulcísimo, que te suena dulcísimo aunque no hayas podido respirar, y luego el final que te exprime todo de nuevo.
Quedé medio muerto, así que para terminar canté la escena Objet de mon amour del comienzo de "Orphée" de Gluck (la versión de tenor, obvio), y la verdad después del Cercherò, me resultó un chancay. El cansancio se reflejó en portamentos no deseados, "la" agudos que se subían de afinación, y en que ya no daba más con las "i" agudas y una Eurydice se me convirtió en Euradace, y en que el murmullo de las olas no lo fue.

Y bueno, una clase es entrenamiento, y todo lo que ocure en ella sirve para meditar, rescatar lo bueno, estar alerta a los errores, y mejorar lo mejorable.

En la clase anterior canté más cosas (menos kilométricas): la "Canción de Cuna" op.16 n.1 de Chaikovsky, "From virtue springs" de Septimius en "Theodora" de Händel, "Un momento di contento" de Oronte en "Alcina" de Händel, "Mariposa de sus rayos" de Orejón, "Dal labbro il canto" de Fenton en "Falstaff" de Verdi, "Ciel clemente" de Ormondo en "Il disertore" de Bianchi. Tengo en cocción otras cosas, ya les contaré cuando las tenga saliendo del horno.

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En gringolandia no soy tan nerd