Creo que voy a terminar con la voz como scout, osea siempre lista. Los ensayos para el recital de este viernes se han vuelto verdaderas maratones, lo que es bastante útil como entrenamiento, pero implica su buena dosis de trabajo muscular. Hoy fue la última, antes del ensayo in situ claro.
Alguna vez comenté aquí, pero vale la pena repetirlo, que cada obra que se canta es como un baile nuevo: hay que coordinar movimientos de respiración, fonación, dicción e intención que se combinan de cuchumil formas distintas, y encima logrando un resultado sonoro lo más hermoso posible, y sin quedar hecho un cuasimodo con todo eso.
Bueno, hay que confesar que el programa nos quedó grande, en el sentido de que nos excedimos en tiempo de música, así que aprovechamos de eliminar el aria de Bach que cantaba yo, que es la más difícil tanto en lo vocal como en lo instrumental y nos requeriría más ensayo juntos. Ya antes habíamos eliminado el aria del Falstaff que también cantaba yo, pero eso fue porque quedaba muy lejana en estilo respecto a todo lo demás. Por cuestiones imprevistas no logramos tener en papel el Fauré que cantaba Ana, y el mío entonces quedaba muy solito, así que adieu Fauré. Finalmente quitamos también un aria de Pylades y agregamos el Voi che sapete y el siempre aplaudido Ave Maria "de Caccini", ambos para Ana, y ahí logramos alternancia perfecta.
En cuanto al bis sorpresa que era el dúo de Idomeneo, lo incluimos también como final para cerrar todos juntos. De bis haremos yankempó (cachipún en chileno) a ver cuál dúo repetimos. Aquí está el programa final.
Y bueno, ahora voy a ver una peli y a dormir que mañana tengo maratón pero de colegio. Abrazos.
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