El Efecto de la Música

  • Incidencia del estudio musical en diversas áreas del desarrollo infantil, investigación por G. Huároc, L. Huincamán, D. Jimeno, A. Soto y P. Torrealba.
  • Documento completo (pdf, 922 Kb)
  • Extracto (pdf, 414 Kb)

domingo, agosto 12, 2007

...yo me quedo con tu adiós... (y el Volvo)

Los divorcios, en pleno siglo XXI, todavía pueden ser materia complicada en nuestra América. Bueno, para qué vamos con vainas, la idea del matrimonio eterno todavía nos amarra la mente y el bolsillo.
Aunque en mis recuerdos mis papás nunca estuvieron muy juntos, se demoraron bastante en separarse del todo. Asunto de ellos. Que yo sepa, fui uno de los primeros en mi generación en no tenerle miedo al tema, que en mi entorno era recontra tabú. Justamente gracias a mi poca aprensión al respecto, pude mirar con algo de objetividad el proceso de mis padres, y observar los procesos de otras parejas cercanas.
Dejando a un costadito el amor, para que no se salpique y de paso él también se dé cuenta, las grandes amenazas son casi siempre las mismas: los casados consiguen mejores créditos, a los "hijos divorciados" los miran mal en los colegios, ya no nos van a invitar a tal o cual grupo, qué van a decir aquí y allá, y el infaltable los niños van a sufrir. Y te estoy hablando de gente que usa internet, celular, y no come los tallarines con arroz.
Te soy franco, para mí hay dos cosas muy claras. Una, que los hijos siempre se dan cuenta de los conflictos, aunque no se los digas y no te lo digan, y siempre huelen antes que los papás que el asunto no tiene arreglo. La gran excusa es inútil, ellos ya llevan el conflicto; cualquier otro punto de vista es ac-ce-so-rio. El segundo punto es que montar el teatro de la familia feliz es justamente eso: un teatro, un cuentazo, una mentira con su M totalmente incluida.
¿Desolador? Todo lo contrario. Hay muchas formas de mantener el cariño de los hijos, la diplomacia con tu ex, la coherencia contigo mismo. Es un proceso duro, pero ya sabemos que nada importante es fácil.

No hay comentarios.:

En gringolandia no soy tan nerd